梅斯特拉茲格米拉多爾酒店

Fernando y su esposa muy amables y colaboradores, La casa sucia y mal cuidada, tuvimos que fregar previamente,todos los utensilios, platos, vasos, etc. No reúne buenas condiciones higiénicas, La gotera que se menciona en un comentario anterior sigue mojando la cama de la planta de abajo. Sobra polvo, necesita un buen mantenimiento y limpieza. Dos habitaciones de la primera planta comparten baño y el de la planta baja casi inutilizable., una vaporeta inutiliza la ducha. La terraza en muy malas condiciones. Me sabe mal enviar fotos. No volveremos

Hemos comido de fàbula en el restaurante, producto de calidad y bien cocinado. Además Mar y Fernando són encantadores. Da gusto encontrar lugares tan autènticos donde te sientes como en casa. Pep y Núria

Fantástico, una experiencia muy buena, me alegra que en un pueblo como Ejulve haya esta calidad de servicio y magnifica cocina. Hay que llamar para reservar, son super amables. Hacen un menú espectacular y también hay carta, El entorno es magnifico.

Nos alojamos 4 dias en el apartamento el Lucero. Muy buena experiencia. Tiene todo lo necesario, y si te faltase algo Fernando y Mar te lo solucionaran al momento, son encantadores. Cenamos en su restaurante y todo casero, de temporada y riquisimo. Merece mucho la pena, bien merecido ese Sol Repsol. Nos explicaron varias rutas por la zona, todas muy bonitas. La gente del pueblo que conocimos, familia y vecinos, muy acojedora, son geniales, y Trufa, la perra de Fernando y Mar, para comérsela.

Hemos pasado 4 días geniales. Tanto el alojamiento como la atención por parte del personal de lujo. Buena comida y un trato humano y cercano que te hace sentir muy a gusto. Lo recomendamos al 100% y haced caso y dejaros cuidar!

Hemos estado un par de veces y la verdad que muy, muy bien, la comida excelente, el tarto estupendo. Un merito grande llevar este restaurante en un pueblecito "Ejulve". que a parte de la tranquilidad que se respira, el entorno magnifico que se puede visitar haya un restaurante de este nivel.

Hemos pasado la Semana Santa con unos amigos en la  Casa del Gato y la experiencia ha sido agridulce. La casa en sí no está mal. Es una casa al estilo de las casas antiguas de la zona y con un aire muy realista. Sin embargo hay una serie de detalles que hacen que la experiencia no sea del todo satisfactoria. Calefacción. Cuando llegamos la casa estaba helada. El dueño encendió la chimenea y nos comentó que los radiadores que hay por la casa se calientan con el fuego de aquella. En principio parecería bien, pero la realidad es que si no hay un fogonero alimentando constantemente la hoguera, ésta se apaga y la calefacción desaparece: por la mañana la casa está fría y al volver de las excursiones, lo mismo. Limpieza. La limpieza es "relativa". Hay polvo en muchos elementos decorativos, telarañas en el baño, el exprimidor tenía restos de alguna sustancia pegada. En definitiva, se nota falta de atención a los detalles. Patio. Desastroso. El mobiliario del patio es una mesa más o menos decente y tres o cuatro sillas de plástico viejas y sucias a más no poder. El tendedero herrumbroso tampoco ayuda a que el ambiente sea agradable. Cocina. Electrodomésticos escasos. No hay lavavajillas ni horno. El exprimidor tenía restos pegados y el viejo frigorífico estaba apagado cuando llegamos. No había paños de cocina ni un kit de limpieza nuevo(estropajo y bayeta). Mantenimiento general flojo. La lámpara de mi mesilla no funcionaba y tuve que agenciarme una bombilla de una lámpara de pared. La lámpara de encima de la mesa de salón tampoco hubo manera de hacerla funcionar y en mi baño había otra lámpara que debería llevar dos bombillas y que tenía una sola. Para colmo de males hubo una gotera proveniente del baño de la última planta que mojó la cama de abajo, aunque esto es una avería que pudo haberse producido justo en ese momento. En conclusión, la casa estaría bastante bien  con algo más de limpieza, un mobiliario del patio en condiciones, una calefacción que calentara la casa en los momentos necesarios, mejor equipamiento de cocina y más mantenimiento.

Turismo rural como si estuvieras en familia. Fernando y Mar son una pareja que rebosan cariño y entusiasmo en todo lo que hacen. Comida tradicional con una calidad brutal. Entorno ideal para hacer rutas. Se respira tranquilidad y paz. Sin duda repetiremos. Y lo mejor es que aceptan mascotas.