Tras mi tercera estancia en estos últimos años en el Melià White House, quiero dar mi opinión sobre esta última visita. En general, es un gran hotel que me gusta mucho por lo sumamente agradable que resulta estar alojado en él, y también por su ubicación. -Habitación: Muy bien. Combina estilo actual y clásico a la vez. El mobiliario abierto es muy funcional, me gusta, y genera amplitud (junto con los espejos), dado que las habitaciones en sí son bastante ajustadas de metros cuadrados. Se duerme bien, pero las almohadas necesitarían una revisión (son de esas que pones la cabeza y quedan aplastadas, vamos, esponjosidad casi nula). Amenities excelente. Toallas normal. Ducha muy bien. Limpieza excelente. -Desayuno: Maravilloso, de lo mejor. Destacar especialmente el bacon, que es el mejor que he probado en años en ningún hotel: bacon verdadero y frito crujiente en su punto, supremo, un diez sin tapujos ni contemplaciones. El desayuno es variado y de calidad. Para mi gusto se podría añadir bebida (leche) de arroz, que cada vez tiene más demanda (al no tener gluten, como la de avena). -Restaurante El Arado: Está bien, pero tiene sus cosillas. La cosa está en que por el nombre y por algunos de los platos, podría parecer un restaurante español, pero bastantes elaboraciones no lo son. Está bien en general, pero hay demasiada cosa con queso. Pero bueno, en general bien, lo único que necesita revisión es esa sopa entre los segundos platos: nooo, ¡de toda la vida una sopita es un entrante! Mención especial a los ñoquis de pistacho, que son muy buenos, realmente excelentes. -Personal: Es una lástima ver como ha bajado la calidad del servicio por tema personal. No es una crítica achacable al hotel, viene dado por la coyuntura: en buena parte del mundo hay carencia de mano de obra especializada. Mención especial a las dos personas más agradables y simpáticas de todo el staff con quien nos hemos cruzado: Thomas y Alexandre, del desayuno The Level. A ambos se les nota vocación de servicio y ganas de atender al cliente. Espero que la dirección tome buena nota de su potencial, y no lo desaprovechen. Si yo gestionara el establecimiento, procuraría retenerlos y promocionarlos en cuanto se pueda. Añadir que Milton y varios otros también fueron serviciales. -Recepción: bien, sin mucho más que añadir. No me gusta que cobren depósito en tarjeta de crédito “por si acaso”. Deberían dejar de hacerlo, es francamente desagradable. -The Level: Bien, me gusta, lo valoro y pago el extra con gusto, pero estoy algo descontento este año por tres razones: se cierra a las 22 h (en lugar de a las 23 h); ya no hay botellitas de agua sin gas (toca beber agua de granel, seguramente del grifo); y ya no se puede cenar dentro de The Level. No todo es negativo, hay algunas mejoras, por ejemplo, las bolsas de patatilla, excelentes. La merienda de media tarde bien, también mucho queso siempre, pero bueno, bien. -Media pensión: Aún teniendo The Level, nos tocó ir a cenar cada noche a El Arado.
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