Llegamos al hotel hace dos días. Reservamos una hab. porque me acababan de operar y necesitaba descansar. Madrid estaba a tope estos días y fue lo único que encontramos libre. La primera noche, recién operada, tuve que dormir en el suelo de la habitación porque al colchón se le salían los muelles y era insoportable. Al bajar la sábana desde la cama de noche, sin darme cuenta el mando a distancia de la TV se deslizó bajo la cama. Al día siguiente me dicen que nos tienen que cambiar de hab. pero que había un problema: faltaba el mando a distancia. Muy sorprendida le dije que buscasen bien, pues era imposible que no estuviera. Por el momento la cosa no fue a más. Lo único que se me ocurrió fue decirle al de la recepción que siguieran buscando como.las tapas de Danone de los 90. Hoy abandonábamos el hotel, después de otra noche de infierno en la hab.1, pegada a la recepción. Ya con otros modos nos querían obligar a que pagásemos el mando. El recepcionista ha empezado a decir palabras malsonantes, y le he dicho que llamaría a la Policía. Su respuesta: crees que te van a hacer caso por un mando? Le he dicho que me iba, que buscasen bajo la cama, que era un armazón pesado que no les daba la gana mover, al menos a nueva mujer de la limpieza, que nos hizo entrar cuatro horas tarde a la hab.porque según sus palabras: no podía con 17 habitaciones para ella sola, cosa que entendía pero al fin y al cabo no era a mí a quien se tenía que quejar. Nos vamos del hotel, con suerte la mampara de cristal suelta de la ducha no nos había atravesado por la mitad como una katana. Con tal de irnos y por no discutir más con el " caballero acusador" de la recepción, le digo que si no aparece me llame para ver cómo solucionar en entuerto. Santa paciencia! Dos horas más tarde más o menos, nos llama diciendo que el mando estaba bajo la cama. Gracias adiós. (No volvería NUNCA).
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