Aunque somos de Madrid, no nos apetecía volver a casa después de cenar en el Montia, y menos mal, así que empecé a buscar un hotel por la zona. La palabra que define a este hotel es excepcional. Excepcional en todos los sentidos, en la limpieza, en la decoración, en la comodidad...todo moderno, todo nuevo. El desayuno te lo sirven en la habitación, croissants recién hechos, zumo de naranja natural, café en su justo punto...y también destacar por último el silencio, una auténtica maravilla. Muy muy recomendable. Lo de las instrucciones para obtener la llave cuando llegas y no hay nadie en recepción, un gran acierto. Enhorabuena!!!
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