Espectacular para una escapada casual. Alojamiento cargado de historia, con una ambientación fantástica. Monasterio fundado en 1492 ha sido alojamiento para personajes ilustres, comenzando por Cristobal Colón a su regreso de las Américas. A pesar de las altísimas temperaturas del exterior, en el complejo se estaba fresco y agradable. La piscina muy bien, y las instalaciones correctas. La habitación estaba perfecta y el trato muy bien en general. Leí que alguien se quejaba que el mobiliario era antiguo, pero no sé si prefería muebles de Ikea en un complejo con más de 500 años de historia. El restaurante ha sido premiado con dos medallas de oro, y se notaba, tanto en el servicio como la comida. La única pega es que en las paginas de alojamiento, aunque pongas que vas con un niño y vayas a media pensión, no lo contempla, y allí te hacen pagar la cama supletoria y su comida. Aun así, su desayuno no nos lo cobraron. Volvería sin dudarlo.
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