Hotel viejo y con pasillos oscuros, donde la limpieza brilla por su ausencia. Muy ruidoso con un ****** en la planta baja. Rodeado de discotecas con la música muy alta, lo que imposibilita el descanso. Pedí cambio de habitación. El personal de recepción bastante incomprensible y mal educado. La habitación que me dieron era oscura y con un ventanuco, parecia una celda. El desayuno muy básico. El personal cubano del restaurante lo mejor del hotel
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