Fuimos de aniversario para mi mujer, hotel céntrico relativamente, fuimos caminando a la catedral y otro día a la basílica, si estás sano y quieres pasear se puede hacer, la habitación pequeña pero típica de París me imagino, sin pretensiones, una persona gruesa no entra en la ducha. El servicio excelente, hay personal español que nos ayudó muchísimo, el desayuno no es lo esperado que vas buscando en Paris, para un apuro vale pero mejor por las calles, más típico y se disfruta más. Todo fue muy bien y dormimos como bebés después de cada palizón. Muy recomendado, gracias a los dos chicos españoles que fueron muy gentiles.
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