Tiene toda la pinta de haber sido un gran hotel en otra época (por su arquitectura y diseño de interior), por lo que hoy está un poco dejado. De todos modos, es muy accesible, funcional (por su cercanía a walking distance de todos lados, en especial de Petra) y cerca de todos los restaurantes. La habitación y baño bastantes amplios. Lo único es que está al lado de una mezquita y a veces el llamado a rezar puede incomodar un poco, pero es algo que se vive en toda Jordania, vayas a donde vayas. Volvería a ir por su relación precio-funcionalidad.
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