El Solei no es un hotel convencional: cada habitación está decorada inspirandose en distintas ciudades del mundo. Además, el estilo de los espacios comunes también es innovador. Hay pufs y sillones en las escaleras, y todo tiene un diseño alternativo. A nosotros nos tocó Marrakesh y nos encantó. La habitación era grande y muy originalmente decorada, con algunos almohadones coloridos en el piso, al estilo marroquí. Si bien no lo usamos, hay un menú de almohadas para elegir entre varios tipos. La atención del personal es excelente, siempre bien dispuestos. Al arribo nos ofrecieron dos copas de vino blanco, y al partir unas cookies caseras para el camino. La ubicación es excelente y tiene estacionamiento barato (10 USD cada 24 horas) al lado.
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