Excelente complejo residencial en la ciudad de Saly que nos permitió excursiones y actividades en un radio de poca distancia (mercados artesania, del pescado, talla de madera, reserva salvaje de Bandia, salida en quad o buguies a bosques de baobab). Nada que ver con los resorts hoteleros con edificios enormes... esto es un oasis en el que delante de la puerta de las habitaciones te encuentras con piscinas y zonas de descanso, en absoluto masificados. Seguridad y salud: aún no siendo una zona de mosquito anofeles (en los días que estuvimos, ni una sola picadura de ninguna especie) observé pulcritud en el protocolo del hotel, que se toman varias medidas preventivas (mosquitera en la cama, fumigación de parterres, tratamiento y limpieza de las piscinas y zonas comunes, ...) Mención especial a la simpatía del personal y calidad de la comida (recomiendo no perderse el desayuno con mucho dónde elegir), también el servicio de masajes y spaa. Ah, ningún problema con el idioma. El personal plurilingüe no nos requirió esfuerzo alguno por nuestra parte (incluyendo los guías locales que nos proporcionó el propio hotel).
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