Estuvimos dos noches alojados en el Clarion Wellington en Estocolmo. Reservamos una habitación en un edificio anexo, que queda a la vuelta del hotel. El edificio es precioso, antiguo pero muy bien mantenido, tiene amplias áreas comunes (cocina amplia, varios living, comedor). La habitación pequeña pero muy acogedora. El personal de recepción del hotel muy amable. Se destaca que la tarifa del hotel incluye desayuno, fika (café con algo dulce por las tardes), y una cena liviana (variedad de ensaladas, sopas, panes, alguna pasta, papas, según el día). Es un gran servicio diferencial que esté incluidas todas estas comidas, en una ciudad que resulta cara para muchos visitantes, el hotel realmente se destaca con esta atención a sus huéspedes. La ubicación es buena, pudimos caminar a los puntos prinncipales de la ciudad, o llegar en un breve viaje en metro. Lo recomiendo!!!!
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