Hotel sencillo pero con todo lo necesario, ideal para pasar unos días en Viena a un precio adecuado. Habitación amplia y todo muy limpio, desayuno correcto y el staff muy atento y dispuesto a atender cualquier necesidad. Aunque no está en el centro, casi en la puerta se coge el tranvía D que te deja en todos los puntos de interés en poco tiempo (Ayuntamiento, Ópera, Parlamento, Hofburg, Belvedere, Museos, ...) y con una frecuencia de 5 minutos. También cerca (a unos 5 minutos andando) del metro para ir al aeropuerto o al Palacio de Schoenbrunn. Es cierto que podrían arreglar algún desperfecto en la habitación pero todo lo anterior lo compensa. Una grata experiencia
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