Justito hotel de 3 estrellas que no está a la altura. Lo primero es que necesita una reforma urgente para entrar visualmente en el siglo XXI, ya que todo el mobiliario se pagó en pesetas, y la pieza más nueva tiene al menos 30 años. De los pasillos ya ni hablamos, porque son tétricos y si le sumas el toque anticuado, no sabes si te van a aparece las niñas del Resplandor o la abuela de Cuéntame. Las habitaciones tienen multitud de fallos, empezando por un aire acondicionado ruidoso, que además no tiene término medio, porque el regulador de temperatura no funciona, y si lo enciendes acabas helado y si no sudando. Seguimos con bastantes fallos de mantenimiento, tipo luces que no funcionan o manecillas de las puertas rotas. Y acabamos con que las paredes son de papel, y se oye absolutamente todo los de las habitaciones colindantes. La limpieza tampoco se va a llevar ningún premio, porque sin estar extremadamente sucio, hay bastantes pelusas sueltas, y debajo de la cama mejor ni mirar. El wifi es muy lento e intermitente, tanto que cada 15 minutos te van llegando de golpe todos los Whatsapps que no te han podido llegar porque estaban perdidos en el limbo del wifi lento. Mención especial a que, aun habiendo puesto el cartel de no molestar en la puerta, el personal de mantenimiento lo ignoró y entró en mi habitación, algo totalmente inadmisible en un hotel. Lo único que se salva es que está muy cerca de la estación del AVE, las camas, que son muy grande y cómodas, las almohadas, que es un detalle que haya de diferentes durezas, el personal de recepción, que es muy amable, y el desayuno, que aun teniendo muy poco donde escoger, es lo suficientemente variado para desayunar correctamente. Resumiendo, no compensa ahorr**** 5-10€/noche, que es lo que te va a costar un hotel mejor.
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