Aprovechando un festivo local en Vigo, reservamos una noche en la Casa. La propietaria (Teresa) nos dijo que estaríamos solos y así fue. Toda la casa para nosotros. Resultó una experiencia fabulosa que nos hizo estar como en la nuestra. La casa es muy acogedora, respetando la estructura original. Muros enormes y con zonas exteriores muy cuidadas (piscina, césped, zonas de juego, hórreo, hamaca...). Habitación amplia, cama muy cómoda, baño privado y con una terraza exterior con acceso directo al jardín. Tenemos que agradecer la amabilidad de la propietaria quien no puso reparo en que nos quedásemos un buen rato más allá de la hora de salida (12:00 h.). Además, nos enseñó algunos momentos del trabajo con el ganado (vacas) que nos encantó. Desayuno casero que nos preparamos nosotros mismos a pesar de la insistencia de Teresa en hacerlo ella. Sin duda, VOLVEREMOS. Muchas gracias por TODO, Teresa.
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