Naya es un hotelito en medio de la selva. El proyecto arquitectónico es muy bonito, la decoración de muy buen gusto, está muy limpio, la comida es deliciosa pero lo más valioso es su gente. Francisca, Efraín, Javier, Andrés, Brenda, etc. cada uno es muy especial, su interés en hacerte sentir bien se aprecia y agradece muchísimo. El hotel está por inaugurar una segunda etapa que creo complementará a la perfección lo que ofrece Naya actualmente y lo calificaría como un lugar increíble para descansar y recargar pila. Algo muy importante que se debe tomar en cuenta: el hotel está alejado del pueblo de Bacalar. Es necesario tomar un taxi cada vez que quieres ir hacia allá. El restaurante no está abierto todos los días, depende de la ocupación que se tiene y es importante organiz**** en el tema de los alimentos. Definitivamente recomiendo este hotelito al 100!!
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