Habitación: 305 Fecha de entrada: 21/12/2022 Tarifa: 153€ (SA) En la zona alta de Barcelona a pocas manzanas de la Diagonal y de la plaza Francesc Maciá en un barrio lleno de viviendas bajas, tiendas, restaurantes y animación nocturna encontramos este edificio haciendo esquina tocando otros edificios de viviendas. Cuatro alturas con ventanas cuadradas de aluminio ***** en una fachada de grandes bloques de granito en color crudo. En la planta baja, mármol ***** brillante y grandes cristaleras al interior protegidas por leves visillos. En el centro, y bajo un pequeño tejadillo en el que con letras metálicas está el nombre del hotel se dispone una puerta de cristal automática que nos lleva, tras dos leves escalones a la recepción. Corta, pero abierta a lo largo a derecha e izquierda. Hacia la izquierda hay varias butacas y sofás para la lectura, tertulia y espera, un armario con una máquina de Nespresso a disposición de los clientes y varios libros en una librería. Justo de frente los dos ascensores, modernos y de puertas metálicas automáticas. Hacia la derecha, siguen las butacas y encontramos, además, el mostrador de recepción. Paredes recubiertas de cuidada madera, suelo de mármol ***** tras atravesar una grisácea y amplia alfombra. A la derecha de los ascensores encontramos el el mostrador de recepción. En madera, con un elemento decorativo en dorado. Tras él todo sumamente limpio y ordenado. A su derecha hay una pequeña mesa en la que se ofrecen algunos dulces y agua con frutas de cortesía. Justo detrás, un armario de metal ofrece varios productos de conveniencia a la venta (desde sandwiches o bebidas hasta productos de higiene personal o limpieza). Sobre el mostrador, una pantalla de ordenador y un timbre para avisar a los empleados en caso de necesidad. Nos espera un joven recepcionista. Nos agradece la lealtad a la cadena, recoge nuestro DNI y una tarjeta de crédito y prepara rápidamente el check in. Nos ofrece la posibilidad de contratar el desayuno, cosa que rechazamos, y en un cartoncillo nos entrega dos tarjetas que hacen las veces de llave de la habitación. Un paso a la izquierda y tomamos el ascensor. Hay dos y cada uno es de un tamaño distinto. Suelo de moqueta algo desgastada, paredes en piel marrón rugosa, espejo en la pared del fondo, botonadura metálica y un cartel cubierto en metacrilato con información de otros establecimientos de la cadena. Escasa luz. Las puertas se abren con cierto ruido al pasillo de las habitaciones. Algo estrecho, iluminado indirectamente con luces retranqueadas. Suelo de moqueta oscura y paredes negras que contrastan con el blanco de las puertas fuertemente iluminadas. Placas de metal junto a estas indican en tono verdoso el número de las habitaciones. La nuestra queda justo enfrente del ascensor. Brillante pomo metálico con una zona de contacto para la tarjeta que abre la puerta. Tras ella, el suelo pasa a ser de madera clara muy cuidada. Igual que todas las paredes, recubiertas en una limpia y s
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