Lo mejor la ubicación en el centro de Bucarest, cerca del casco histórico. La habitación pequeña y el baño minúsculo. Las amenities muy justas. El desayuno básico, sobre todo se echa en falta fruta fresca, solo había algún día unos trozos de pomelo. Las habitaciones que dan a la plaza muy ruidosas, se oía el ruido del tráfico de la avenida, y no había persianas ni contraventanas, por lo que había mucha claridad en la habitación que impedía un buen descanso. La limpieza bien y el personal correcto.
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