Hemos sido socios del Royal Islander desde hace 30 años y siempre es un placer llegar ahí, disfrutar de una villa muy cómoda y acogedora, con una cocina completa, sala y comedor que nos hacen sentir como en casa, con un vista maravillosa, una playa encantadora, con un oleaje fuerte que por ello nos obligó siempre a jugar con las olas, una piscina limpia y un personal extremadamente atento. Regresar siempre era motivo de tristeza, y ahora más que nunca pues el Royal Islander ya no existe más como tal, ha sido vendido a otra empresa y seguramente todo cambiará.
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