El hotel promete ser una experiencia de “lujo” en pleno corazón de San Juan, pero se queda en falsas promesas. El lobby del hotel aparente, la pesadilla empieza cuando subes a la habitación. La limpieza del lugar podría definirse como escasa o mínima; junta de la ducha negra, paredes rayadas y con trozos de pared levantados, sin olvidar que el mobiliario necesita un cambio urgente. Hablemos de que es una zona húmeda, con flora abundante, y que por consecuente los mosquitos se convierten en protagonistas; sorpresa, no hay ninguna medida ofrecida por el hotel ante tal situación, el preguntar por un spray anti mosquitos, o difusor ha sido como pedírselo a una pared. Seguimos con el desayuno buffet, cuya variedad es escasa, tostador que no funciona, y a la hora de pedir otro tipo de leche que no sea entera, poniendo pegas. Mucha prisa para que te levantes de la mesa. En teoría cierran a las 10:30 de la mañana, a las 10:15 ya empiezan a recoger, y el personal indica que te vayas sirviendo lo último porque tienen que cerrar. No se si es una falta de personal, o que están cansados de la temporada de verano, pero la atención al cliente ha sido nefasta. No se merece 4 estrellas en absoluto, siendo necesaria una reforma urgente, tanto en estructura como en personal. Fin de semana para no repetir.
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