Fuimos a Meliá Zanzíbar después de pasar unos días de safari. Indudablemente las instalaciones son maravillosas. Comenzamos con una falta clara de información al llegar al hotel, tanto Magdalena como Clara la primera hablándonos en inglés y la segunda en español. Tuvimos la suerte de poder hablar con Daniel, una persona muy agradable y que intentó solucionar todos nuestros problemas a causa, como ya he dicho, de la falta de información recibida con por parte del equipo de recepción, Magdalena nos aseguró que era la manager cuando pedimos hablar con uno y de habla española, a lo que nos respondió que había nadie hasta más tarde (Daniel apareció a los 10 minutos) Seguimos con el equipo de recepción. A la hora de hacer el el check out, nos dirigimos a recepción para pagar lo que nos quedaba pendiente (spa, bebida, etc), ahí se encontraba Abdul… que decir de él? Una persona prepotente e inflexible! Intentamos pagar con contactless con 2 tarjetas diferentes, ya que tenemos una tarjeta de viaje que nos cobra menos comisión con el cambio de moneda. Ninguna de las 2 tarjetas funcionaba con el datáfono de Meliá, y Abdul nos dijo DE-NI-ED, así, marcando cada sílaba como si no le entendiésemos y en un tono el cual considero que no debería. A lo que me pongo a hablar con mi madre en español (una conversación que no iba dirigida jaxia el) y nos exige que hablemos en inglés para que él lo entienda. Repito, esa conversación no iba dirigida hacia el. Que salvó nuestra estancia? Lo maravillosos, simpáticos y alegres que fueron el resto del personal, sobretodo el equipo del SPA. Conclusión, no volveríamos a Meliá Zanzíbar.
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