Nada más llegar, sobre las 11 de la mañana, tuvimos que llamar al timbre y al teléfono indicado en la entrada para que nos abrieran..., estuvimos más de 15 minutos esperando en la calle porqué sólo había dos personas de gestión en todo el hotel y estaban ocupadas, cabe decir que cuando nos fuimos también tuvimos que llamar y esperar para que nos atendieran. El desayuno es carísmo (alrededor de 10€ por persona, poco variado y poca cantidad) Lo único que se salva es el personal, muy atento y hacen lo que pueden pese a estar bajo mínimos... Nunca habíamos vivido una experiencia tan surrealista.
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