En todos mis años viajando, nunca había vivido algo como lo que nos pasó en uno de los supuestos mejores hoteles de Cabo. Después de un accidente con la mesa de nuestra habitación, que se rompió simplemente al colocar un vaso encima, no se nos informó en ningún momento que habría algún cargo por esto. Ni cuando reportamos el problema ni durante varias conversaciones con la gerente en turno (Alejandra). En lugar de ser claros, esperaron hasta el check-out para exigirnos, sin previo aviso, que firmáramos un cargo considerable. Cuando pedimos hablar con alguien de la gerencia superior, actuaron de manera agresiva: nos quitaron la tarjeta de crédito a la fuerza, se apresuraron a retener las llaves del auto e incluso nos amenazaron con llamar a la policía cuando explicamos que necesitábamos irnos al aeropuerto para no perder el vuelo. Ya estamos tomando acciones legales por todo lo que pasó, pero quiero compartir esta experiencia para que quede claro el pésimo manejo y la falta de profesionalismo de este lugar.
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