Un lugar especial apacible y con espectaculares vistas, pasamos 5 dias maravillosos. La habitación -y todo el cortijo- están decorados exquisitamente con arte de la propietaria, cama de las más confortables que he dormido. El desayuno es generoso, un lujo disfrutarlo con las vistas desde la terraza. La propietaria Silvana fue tan atenta, cuidando cada detalle, nos hizo sentir como en casa. Queremos volver seguro!
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