En realidad fuimos a través del Imserso, y claro, por lo que se paga, no se le pueden pedir peras al olmo. Lo que más nos llamó la atención fue que en la habitación hubiera metidas dos camas de matrimonio, cuando íbamos solo dos personas, esto hace que dejen muy poco espacio, apenas te podías desenvolver. En segundo lugar, a destacar, lo malas que eran las toallas, rasposas, que apenas secaban y empapaban. Las almohadas regular, y los colchones, antiguos, de muelles. Lo mejor del restaurante, el desayuno, excepto el café, que, como en todos los hoteles es malo. Por lo demás bastante variedad. Pero los almuerzos y las cenas, repetitivos, con falta de imaginación. En fin, hambre, desde luego no pasas. A destacar la limpieza y la amabilidad del personal. Yo he estado en otro hotel de esta cadena en Benalmádena y ni punto de comparación, en cuanto a la comida. Este para repetir, como que no.
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