Cumple con lo esperado para un hotel de ésta categoría: clásica habitación amplia, sobria, cómoda, con buenos espacios de guardado, buena señal de wifi, sabanas y almohadas de muy buena calidad. Hermosas vistas a la cordillera desde la ventana. Un placer el café Britt de cortesía (cafetera de cápsulas) en la habitación. Puntos a mejorar: como leí en otro comentario, la alfombra de la habitación desentona con el resto de las instalaciones: estaba manchada y muy deformada (al caminar habia un gran desnivel). Y la climatización , tanto en la habitación (aunque se puede manejar el aire), pero principalmente en espacios comunes (pasillos, ascensor, restaurante), bastante fría, y mi estadía fue en otoño. El desayuno muy bueno y completo, con varias opciones frías (fruta, fiambres, quesos) y calientes (huevos revueltos, salchichas o vegetales, papas, pancakes), buenas panificaciones, yogures envasados, muy buen café. El barrio está muy bien para circular caminando de día: cerca del cerro San Cristóbal, Centro Cultural Gabriela Mistral, calle Lastarria (bares). 2 estaciones de metro muy cerca (a unos 150 metros cada una). Por la noche no me anime a salir caminando, por advertencias varias que recibi sobre la inseguridad en Santiago en general: cené en el hotel y su restaurante ofrece muy buenas opciones a precios lógicos (por 20-30 U$D se puede cenar muy bien: ej salmón rosado con ñoquis de papa 12.000 ch$, tragos 8.000 $ch, postres $ch5600). Muy agradable el apettizer con copa de vino de cortesía que se ofrece por las tardes. Excelente la atención del personal de recepción: el punto justo de calidez y profesionalidad. Muy cómodo el horario de check out a las 12 del mediodía. El bus turistico que recorre la ciudad tiene parada en la entrada del hotel.
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