El hotel por dentro está bien y el precio también. Lo que nos hubiera gustado saber antes de ir es que hay un aserradero de madera justo en frente, muy cerca, nosotros lo teníamos enfrente de la habitación. Nuestra ventana daba al río, muy agradable en principio pero había mucho ruido... Con las ventanas cerradas no se oía mucho, pero los del aserradero trabajan incluso los sábados por la mañana del mes de agosto, que fue cuando fuimos nosotros. Por otro lado, las puertas de las habitaciones pegan portazo cada vez que se abren y cierran y a las 7 de la mañana te despiertan o las personas que limpian u otros inquilinos sí o sí. El hotel está súper limpio, con bar, terraza y una pequeña tienda. Los trabajadores son simpáticos y atentos. Lo único negativo es el ruido...
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