La estancia en este hotel es una gran experiencia, es otra forma de visitar Oporto. Aunque había estado en la ciudad en otras ocasiones, nunca había disfrutando tanto de sus vistas y de la estancia como desde este alojamiento. El edificio, la ambientación y la amabilidad de todo el personal te invitan a permanecer en el hotel y vivir la ciudad desde allí, desde su orilla privilegiada en Gaia. La decoración de las habitaciones, espacios gastronómicos y zonas de descanso es extraordinaria. Elegante y relajante. Una copa o la cena desde el bar de la terraza es obligatoria, para comprender mejor todo lo que planteo. Por último, merece una especial atención el equipo de personas al frente de los diferentes servicios, desde la acogida a la llegada y el equipo de recepción, hasta la atención en el spa, los camareros y el personal de habitaciones, todo transmite amabilidad, profesionalidad y relajación. Por cierto, los libros de arte y decoración en las estancias también merecen ser destacados. Sin más, un hotel para una experiencia perfecta.
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