La semana pasada estuve alojada en este hotel y lo único positivo que le he encontrado es la buena ubicación. Los ascensores son tan pequeños que sólo caben dos personas y una maleta grande. Al salir de él con la maleta en la primera planta, casi acabo en el suelo, dado que había un desnivel como de un escalón, sin estar debidamente indicado. La habitación, sin papelera, sin nevera y con las puertas de los armarios envejecidas, que se abrían con mucha dificultad y ruido. El baño muy pequeño, con el radiador oxidado por múltiples sitios y una ridícula estantería en la que no cabía prácticamente nada; azulejos y suelo desgastados o sucios (no lo tengo claro, ya que parecía más bien lo segundo). El día que llegué, la calefacción estaba apagada a las 15h de la tarde y al preguntar en recepción informaron que sólo se encendía ciertas horas por la tarde, dado que el coste de la misma para un edifico tan grande era elevado. Respecto al restaurante, un desastre absoluto. Algunos días, el mismo menú para comer y cenar, comida fría y de mala calidad, incluso ciertos alimentos en mal estado; pescado a medias de cocinar; hubo un día en el que pagué 20 euros por comer y sin apenas opción a elegir un primero y un segundo porque no les quedaba comida. Respecto al trato recibido por parte del personal del restaurante, en general, poco adecuado. En algunas ocasiones retiraban los platos sin haber terminado de comer y sin preguntar si podían llevárselos; malas formas al dirigirse al cliente, llegando incluso a faltar el respeto en una ocasión. Tengo claro que no volveré más a este hotel.
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