La infraestructura del hotel muestra sus canas. En lo positivo, cuartos y baños grandes, cómodos y con balcón. Dan hacia la avenida principal; el ruido de la calle no se siente. El televisor moderno y en general muy pulcro y bien mantenido, aunque no se puede tapar las marcas del tiempo. La atención, excelente; hasta te acompañan al cuarto para mostrarlo. El desayuno muy europeo, con quesos, mermeladas y embutidos, entre otras cosas, que lo hacen un momento especial. Después de todo, la infraestructura se minimiza (no es un hotel moderno), y se oculta por los espacios grandes de la habitación y el baño, buena atención y desayuno rico y agradable.
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