Hotel sencillo en las afueras de Vilafranca. Habitación pequeña y bastante dejada, muchas piezas del baño desconchadas, agujeros en la pared, le hace falta una reforma. La televisión funcionaba pero no podía bajarse el volumen, con lo cual por la noche no la puedes poner ya que molesta mucho. La habitación nos daba a la parte de atrás, justo al lado del autopista, si ponías el aire acondicionado hacía mucho ruido, si abrías la ventana ni te cuento. No lo recomiendo ni para una noche, a no ser que tengas la suerte de que te toque una habitación en la fachada. No entiendo cómo tiene 4 estrellas, para nada las merece. 60 euros ya sería cara la habitación, y nos costó 100€. Lo único bueno la atención por parte de los empleados de recepción y de cafetería, y la posibilidad de llevar perros.
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